Set audioviaul y taller de exposición oral. Foto: Ana Claudia Xavier
“Pensar desde el vamos en captar y trabajar en una construcción colectiva, en la cual la memoria sea fundamental, fue la premisa principal de la muestra, por eso fue que propuse “vivir el arte” y ya no sólo ser espectadores pasivos.” Decía Verónica Molas, en carácter de curadora, la cual es redactora de importantes medios locales como “La voz del interior”, “Ámbito Financiero”, “Aquí vivimos” y demás.
El edificio donde actualmente funciona parte de la Universidad Blas Pascal, fue construido a comienzos del siglo 20 por Faustino Ripamonti, un empresario muy exitoso de su época. Según personas de la zona, la casa siempre atrajo el interés de los vecinos de la zona de Argüello, por su particular arquitectura y tamaño, pero por sobre todo la gran cantidad de mitos e historias que se cuentan sobre ella y las personas que vivieron allí.
“Imaginarios surgió espontáneamente en el transcurso de 2009, cuando yo estaba haciendo otro ciclo en la misma Sala de Exposiciones donde ahora se realiza esta muestra. Sucedió que en las diferentes inauguraciones, muchas personas que venían, incluso que entraban por primera vez al lugar, me contaban diferentes anécdotas de la casa, y todos eran relatos entre lo real y lo imaginado...” respondió Verónica a la pregunta de cómo surgió la idea de la muestra. “Eso me hizo un click en la cabeza. No tenía que buscar, ya estaba encontrando algo. Lentamente fui notando que la Sala pedía a gritos este proyecto.”
En lo que va del año, se realizaron dos muestras ligadas a “Imaginarios en la casa de los enanitos”
(llamada así por los vecinos de la zona), la primera titulada “Indicios” realizada el 21 de abril, consistió en una exposición fotográfica dirigida por el profesor Paulo Jurgelenas, que integraba pasado y presente, acompañado de una intervención teatral realizada por el elenco de la universidad, donde revivieron los posibles personajes que habitaban la casa en la época de la familia Ripamonti. Se compartió también un vernissagge especial, de licor y colaciones, dando así el puntapié inicial del ciclo artístico.
Vecinos de la zona que asistieron a la muestra para participar del
taller de exposición oral. Foto: Ana Claudia Xavier
La segunda muestra se llamó “Relatos en escena” realizada el 4 de Junio, donde la propuesta consistía en pasar una tarde en la casa, compartir historias y una merienda de galletas caseras de avena, en medio de un set audiovisual que realizaba el registro del taller de historia oral barrial sesionada por Nélida Agüeros en el lugar. Además se realizaron numerosas intervenciones visuales, sonoras y teatrales en el jardín, llamadas
“El camino de los sueños” donde había un rincón de juegos y un castillito con numerosos relojes que marcaban el tiempo hacia atrás. Otros estuvieron iluminados con velas o luces de colores; y la fuente del jardín fue utilizada para proyectar imágenes desde los árboles. Una obra sonora que rescataba sonido de niños y de casa abandonada, sumado a la acción teatral de un grupo de personajes fueron fundamentales para meternos dentro de un sueño que nos hacían revivir la casa en su momento de apogeo.
Proyección de videos en la fuente. Foto: Ana Claudia Xavier
Entrevista a Verónica Molas:
¿En qué clasificación artística podríamos ubicar la muestra?
-El proyecto se desmarca del arte contemporáneo, según mi visión, pero a la vez se relaciona con muchas de las tendencias más actuales dentro del arte contemporáneo. Se lo ha vinculado a la estética relacional pero no fue esa mi intención. El tema y el método surgió por necesidad del espacio, de la historia del lugar, algo que se impuso por su propio peso. Digamos, para sintetizar, que surgió de estar ahí, “viviendo” la casa, no? no venir a ver, sino venir a ser parte.
Uno de los castillos del jardín, intervenidos con relojes. Fotos: ACX
¿Por qué le interesó particularmente la historia de la casa Ripamonti?
- Fue algo que se dio por estar trabajando dentro del espacio varias horas, con el montaje, sobre todo, y también, una casual vinculación por el hecho de revalorizar el lugar, que no está legitimado en el circuito del arte local. Yo sentí la necesidad quizá de contar la historia del lugar y revalorizarla a través de un proyecto artístico. Luego sucedió que conocí la historia de Faustino Ripamonti y me enamoré del personaje, y de todo lo que hizo en Rafaela (Santa Fe), sobre todo, su acción social como empresario, algo inédito siendo un hombre apolítico en el sentido partidario, pero con un claro posicionamiento de cómo debía construirse una economía, por ejemplo, donde los pequeños productores necesitaban impulso para que crezca el conjunto. Eso me alucinó. Siempre digo qué hubiera pasado si hubiéramos tenido un dirigente como él?
-Pero en el proyecto esto está desdibujado porque se priorizó la memoria colectiva de la casa en el contexto de Arguello, más específicamente, qué les pasaba a las diferentes personas (la comunidad) con esta casa que muchas veces se miraba sólo de afuera, detrás de la reja. Una casa que todos recuerdan al día de hoy. Lo que me gusta de esto es que hay muchos mensajes cifrados, no? qué se mira de afuera? Lo que es inaccesible... Fijate que en el material que ustedes grabaron (alumnos de comunicación audiovisual) hay un señor que era hijo de un quintero; él conocía la casa de chico, pero sólo había entrado hasta el jardín, y recién con “Relatos en escena” entró a la sala... Eso me pareció re fuerte desde lo social. Y cómo un proyecto artístico-cultural puede iluminar este tipo de experiencias sin hacer del arte un panfleto político, pero de donde se pueda hacer sin dudas, una lectura política...
Por último, ¿Qué es lo que le da valor o status artístico a las intervenciones que se realizaron en la muestra?
- Qué buena pregunta para derribar, justamente, ese concepto que detesto profundamente: ¡el estatus! Una palabra, para mí, con tufillo a delirio de clase social alta. Lo valioso de este proyecto creo, humildemente, es haber evocado en la imaginación y el recuerdo de tanta gente esa memoria colectiva, ese sentido de pertenencia del lugar del que hablaba antes. Eso es lo más importante, según creo yo, de un proyecto de alcance cultural en lo social: en este caso, las personas apropiándose en el jardín y en la reunión en la sala con los relatos, de algo que es de todos, aunque cada memoria es diferente y difusa y no coincide exactamente con la del vecino. Esa construcción colectiva, eso de que la obra se produzca en el encuentro fue lo maravilloso. De hecho a mí me emocionó lo que sucedió. Fue algo increíble! Realmente imposible de adivinar lo que iba a suceder! Y de allí surgió algo que deseábamos: las imágenes más antiguas de la casa, de varias décadas atrás, que delatan los cambios en el paisaje y su arquitectura y nos deja mirar a los que Vivian allí, aunque no fueran ya los Ripamonti.
Todavía le quedan varias muestras a este proyecto artístico, la próxima se realizará el día viernes 27 de agosto, y llevará el nombre de “La casa habla”. Lo más destacado de esta muestra serán las fotografías que surgieron del último encuentro, las cuales se expondrán en viejos álbumes de foto. Se prevé también una emisión de radio, real o simulada, desde un receptor de radio antiguo que reproducirá la lectura de relatos escritos por alumnos del Taller Literario de la UBP en base a la investigación sobre la casa y las actividades pasadas. También fragmentos de audio del registro del Taller de Narración Oral y una entrevista a Mara Balestrini, nacida en la casa. Por último se contará con la presencia habitual del elenco de teatro, proyecciones audiovisuales y se servirá arroz con leche.
Natanael Ceballos
Comunicación Audiovisual
Universidad Blas Pascal
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